Un nuevo sistema de monitoreo inteligente podría ayudar a los médicos a evitar errores, aunque también ha generado preocupación entre algunos cirujanos (notoriamente malos reconocedores de sus propios fallos), llevándolos incluso a boicotear estos sistemas.
Innovación en la sala de operaciones
La primera vez que Teodor Grantcharov se vio operando en video, quiso tirar la cinta VHS por la ventana. “Mi percepción era que mi desempeño era espectacular”, recuerda en conversación con MIT Technology Review; hasta que vio la grabación. A partir de entonces, empezó a valorar la grabación de sus operaciones como una herramienta de aprendizaje, aunque en los años 90, la tecnología VHS no era la más práctica.
Grantcharov, ahora profesor de cirugía en Stanford, ha desarrollado una caja negra para quirófanos que utiliza cámaras panorámicas, micrófonos y monitores de anestesia, todo procesado por inteligencia artificial para ayudar a los cirujanos a entender sus errores. Esta tecnología se inspira en la seguridad aérea, donde las cajas negras han reducido drásticamente los accidentes fatales.
Un enfoque integral
La propuesta de Grantcharov no es solo grabar lo que sucede dentro del cuerpo del paciente, sino capturar todo el entorno del quirófano, desde la cantidad de veces que se abre la puerta hasta las conversaciones no relacionadas con la cirugía. Dice el cirujano que la cirugía se ha simplificado al punto de que sólo se tienen en cuenta las habilidades técnicas. “Necesitas estudiar el ambiente del quirófano de manera holística”, añade.
Reticencias y desafíos
El uso de esta tecnología ha suscitado preocupaciones sobre privacidad y posibles sanciones disciplinarias. Algunos cirujanos se han negado a operar con las cajas negras en funcionamiento e incluso ha habido incidentes de sabotaje, como cámaras desconectadas o giradas deliberadamente. Estos profesionales argumentan que la constante vigilancia puede crear un ambiente de trabajo estresante y sofocante, inhibiendo la comunicación abierta y el intercambio espontáneo de ideas en el quirófano.
A pesar de ello, Grantcharov defiende que los errores no son culpa de los individuos, sino de los sistemas. Para proteger la identidad de los involucrados, su sistema distorsiona las voces y borra los rostros, eliminando las grabaciones en 30 días. Sin embargo, las inquietudes persisten, especialmente en relación con el uso potencial de estas grabaciones en acciones disciplinarias o legales.
Desafíos y oportunidades
La caja negra puede generar una cantidad masiva de datos, lo que supone un desafío para algunos hospitales en términos de interpretación y aplicación efectiva de éstos. Grantcharov y su equipo han trabajado para ofrecer soporte y análisis para ayudar a las instituciones a interpretar los datos y mejorar sus procedimientos quirúrgicos. Han implementado un equipo dedicado a lo que llaman el “éxito del cliente” para ayudar a los hospitales a utilizar de manera efectiva la información recolectada.
Algunos centros han comenzado a ver mejoras basadas en los datos de las cajas negras, como la puntualidad en la administración de antibióticos y la eficiencia en el uso del tiempo en quirófano. Grantcharov espera que, al igual que en la aviación, esta tecnología pueda transformar la cirugía, pasando de reactiva a proactiva, mejorando la seguridad y eficiencia en los quirófanos de todo el mundo.
La empresa de Grantcharov, Surgical Safety Technologies, no es la única que utiliza la IA para analizar cirugías. Muchas empresas de dispositivos médicos ya están en este campo, como Medtronic con su plataforma Touch Surgery, Johnson & Johnson con C-SATS e Intuitive Surgical con Case Insights.
En último término, el éxito de estas tecnologías dependerá de la capacidad de los hospitales para integrar estos datos en sus prácticas diarias y de la disposición de los cirujanos para adoptar una mayor transparencia y autoevaluación en su trabajo.