Durante una reciente protesta en Londres, un manifestante llevaba una bengala y un cartel llamando a “despertar” en el marco de un “Rally mundial por la libertad”.

Este tipo de manifestaciones refleja el impacto generalizado de las teorías conspirativas y la desinformación, exacerbadas durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que la inteligencia artificial (IA) podría ser una herramienta crucial para combatir este fenómeno.

Crédito: Hollie Adams/Getty

Publicado en la revista Science el 12 de septiembre, el estudio reveló que un chatbot basado en IA fue capaz de cambiar la mentalidad de quienes creían en teorías conspirativas. Después de interactuar con el chatbot durante unos minutos, los participantes mostraron una disminución significativa en su confianza en estas teorías, y ese cambio perduró durante meses.

Katherine FitzGerald, investigadora de la Universidad Tecnológica de Queensland, destacó que este estudio desafía la noción de que vivimos en una “sociedad post-verdad”. “Demuestra que los hechos y las pruebas pueden influir en las personas, incluso en aquellos que creen en ideas falsas”, explicó.

El chatbot, desarrollado utilizando el modelo GPT-4 Turbo de OpenAI, fue entrenado para refutar teorías conspirativas de manera convincente. En el estudio, más de 1,000 participantes compartieron sus creencias sobre teorías conspirativas, que luego fueron cuestionadas por el chatbot, el cual proporcionaba respuestas detalladas y fundamentadas. Como resultado, los participantes redujeron en un 21% su confianza en dichas creencias.

Aunque los resultados son prometedores, los investigadores advierten que estos participantes eran voluntarios remunerados y podrían no reflejar a quienes están más profundamente arraigados en teorías conspirativas. Aún así, FitzGerald celebra el potencial de la IA: “Si podemos intervenir para evitar la violencia que a menudo surge de estas creencias, es un gran paso adelante”.

Este estudio marca un avance importante en la lucha contra la desinformación, demostrando que la IA puede ser una herramienta eficaz para abordar el creciente problema de las teorías conspirativas en un mundo hiperconectado.

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