La compañía neerlandesa es la única capaz de fabricar las máquinas necesarias para producir los semiconductores más avanzados. Su tecnología se ha convertido en pieza clave de la guerra comercial entre EE UU y China

Sin ASML no habría iPhone 16, ni chips de NVIDIA para inteligencia artificial, ni los procesadores más potentes de Intel o AMD. Esta empresa holandesa, con sede en Veldhoven, a 120 kilómetros de Ámsterdam, ostenta un monopolio tecnológico único en el mundo: es la única capaz de fabricar las máquinas de litografía ultravioleta extrema (EUV) que permiten crear los semiconductores más avanzados del planeta.

Pese a su importancia estratégica, ASML es prácticamente desconocida para el gran público. No vende productos de consumo, sino maquinaria industrial valorada en hasta 200 millones de euros por unidad. Sus clientes son gigantes como TSMC, Samsung e Intel, que dependen de esta tecnología para mantener su liderazgo en la fabricación de chips.

Tres décadas para lograr lo imposible

El camino hasta convertirse en imprescindible no ha sido sencillo. ASML invirtió más de 30 años y miles de millones de euros en desarrollar la tecnología EUV, que utiliza luz ultravioleta de longitud de onda extremadamente corta (13,5 nanómetros) para grabar circuitos microscópicos en obleas de silicio.

Cada máquina EUV es una maravilla de ingeniería que integra más de 100.000 componentes procedentes de 5.000 proveedores de todo el mundo. Pesa 180 toneladas, ocupa el espacio de un autobús y requiere 40 contenedores para su transporte. Su precisión es tal que los ingenieros de la compañía la comparan con “acertar una moneda en la Luna disparando desde la Tierra”.

La tecnología permite fabricar chips con arquitecturas de 3, 5 o 7 nanómetros, esenciales para dispositivos móviles, servidores de inteligencia artificial y supercomputadoras. Sin estas máquinas, producir los procesadores que impulsan ChatGPT, los centros de datos de Google o los últimos modelos de smartphone sería simplemente imposible.

En el epicentro de la guerra tecnológica

La relevancia de ASML ha trascendido lo industrial para convertirse en un asunto de seguridad nacional. Desde 2019, Estados Unidos presiona al Gobierno neerlandés para que la empresa no venda su tecnología más avanzada a China, con el objetivo de frenar el desarrollo tecnológico del gigante asiático en sectores estratégicos como la inteligencia artificial militar o la computación cuántica.

Las restricciones se han ido endureciendo progresivamente. En 2023, Países Bajos prohibió la venta de ciertos equipos de generación anterior (DUV), y este año se espera que las limitaciones se amplíen aún más. China, por su parte, ha intentado sin éxito desarrollar alternativas propias, invirtiendo miles de millones en programas de semiconductores que, hasta ahora, no han logrado replicar la tecnología EUV.

“ASML se ha convertido en el cuello de botella del sector. Quien controla su tecnología, controla la industria de chips global”, explica un analista del sector consultado por este diario. Las tensiones han llegado al punto de que Pekín considera las restricciones una “campaña de asfixia tecnológica” orquestada desde Washington.

Una joya europea en un sector dominado por Asia y EE.UU

En un ecosistema tecnológico donde Europa suele ir a remolque de Estados Unidos y Asia, ASML representa una excepción notable. Con una capitalización bursátil que supera los 350.000 millones de euros, es una de las empresas más valiosas del continente y emplea a más de 42.000 personas en 60 ubicaciones de 16 países.

Su ventaja competitiva es prácticamente infranqueable. Los expertos calculan que un competidor necesitaría entre 15 y 20 años de investigación, cientos de miles de millones en inversión y acceso a una red global de proveedores especializados para siquiera acercarse al nivel tecnológico actual de la empresa holandesa.

La compañía ya trabaja en su siguiente revolución: las máquinas High-NA EUV, aún más avanzadas, con un coste unitario de 350 millones de euros. Estos equipos de nueva generación permitirán fabricar chips de 1 nanómetro o menos, necesarios para los ordenadores cuánticos y la próxima ola de aplicaciones de inteligencia artificial. Intel ya ha recibido la primera unidad; TSMC y Samsung aguardan en lista de espera.

El poder invisible de la cadena de suministro

A diferencia de Apple, Google o Samsung, ASML no necesita ser conocida por el consumidor final. Opera en lo que se denomina “mercado B2B extremo”: sus clientes no tienen alternativa y la demanda supera ampliamente a la oferta. La empresa produce entre 60 y 80 máquinas EUV al año, y la lista de espera se cuenta en años.

Este modelo le otorga un poder de negociación único. Cada fabricante de chips que quiera mantenerse competitivo debe pasar por sus manos. Es, literalmente, el guardián tecnológico de la industria más estratégica del siglo XXI.

Mientras el debate público se centra en las grandes tecnológicas de consumo, ASML opera en las sombras, construyendo las herramientas sin las cuales ninguna de ellas podría existir. Una lección sobre cómo el verdadero poder tecnológico no siempre es el más visible.

El impacto de ASML es total: cada smartphone, cada portátil, cada servidor de IA, cada coche eléctrico moderno existe gracias a los chips fabricados con tecnología ASML.

Es el ejemplo perfecto de poder silencioso: invisible para el público, indispensable para el mundo.