Unos robots con cerebros similares a los de los humanos podrían trabajar en Marte de manera autónoma
Los procesadores utilizados en consolas de videojuegos y supercomputadoras podrían proporcionar a los robots una mente mucho más parecida a la de los humanos, lo que les permitiría navegar por los cielos y explorar Marte de manera autónoma.
Cosas que para nosotros son naturales, como seguir con la vista a un avión que surca el cielo o caminar alrededor de una roca que vemos en nuestro camino, no son tan fáciles para los robots. Nuestro cerebro maneja flujos de información visual a la perfección, detecta los obstáculos y hace que los rodeemos.
Entonces, ¿cómo hacemos para crear cerebros para los robots más parecidos a los nuestros? Una forma podría ser la de cambiar el tipo de procesador que utilizan. Hasta ahora, los robots siempre han estado equipados con unidades de procesamiento central (CPU), como la mayoría de los PC. Estas unidades son muy buenas procesando pequeños flujos de datos rápidamente, pero sólo pueden hacer una cosa a la vez.
Por el contrario, las unidades de procesamiento gráfico (GPU), que se utilizan mucho en supercomputadoras y consolas de videojuegos, pueden manejar conjuntos de datos de mayor tamaño con mayor rapidez y procesar varios de ellos a la vez. Así es como funciona el cerebro humano y, a pesar de que procesamos algunas tareas millones de veces más despacio de lo que lo hace una computadora, la cantidad de información que puede manejar nuestro cerebro es enorme. Sin embargo, hasta hace muy poco, las GPU han sido demasiado grandes y caras para utilizarlas en los robots.
Ahora, Neurala, una nueva empresa tecnológica especializada en neurociencia y robótica con sede en Cambridge, Massachusetts, ha construido cerebros para robots utilizando las GPU. La compañía afirma que funcionan aproximadamente 10 veces más rápido que los construidos con las CPU.
El nuevo cerebro para robots procesa la información visual en tiempo real, lo que le permite hacer algo más que simplemente trasladarse de un lugar a otro. Esto implica que, algún día, se podía confiar en que los robots tomasen sus propias decisiones al moverse por el cambiante terreno de Marte.
Marcos Motter, del Centro de Investigación Langley de la NASA situado en Hampton, Virginia, dice que el enfoque de Neurala resalta la diferencia entre la automatización -en la que una máquina ejecuta un plan detallado que le ha sido prescrito- y la autonomía, en la que una máquina es libre de tomar sus propias decisiones sobre la forma de alcanzar su objetivo. Neurala pretende imitar el modo en el que los cerebros humanos reconocen los objetos, acumulan experiencia y hacen valoraciones, dice Motter.
El sistema de visión del robot de Neurala también imita un truco utilizado por el ojo humano, la foveación. La fóvea es una región de la retina que está densamente poblada con receptores visuales y nos da una visión central clara. De manera similar, el sistema de visión del robot se centra en puntos específicos de la escena para construir una imagen de su entorno en lugar de tratar de procesar todo lo que ve a través de la cámara de una sola vez. Esto da como resultado una gran cantidad de datos, pero reduce la carga total en el cerebro del robot.
Esa capacidad de procesar la información visual en tiempo real significa que el cerebro de Neurala puede hacer algo más que guiar a un robot de un lugar a otro. Por el camino, el robot podría llevar a cabo tareas básicas de ciencia, clasificar las rocas que ve y marcar las inusuales para investigarlas posteriormente, por ejemplo; o buscar signos de agua y minerales.
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